Dejar el chupete no siempre es fácil, porque vemos a nuestra hija-o tan “necesitado” y ansioso por usarlo en determinados momentos (al ir a dormir, al salir de la Escuela Infantil, cuando llora….) que “sufrimos” solo de pensar no dárselo. Pensamos que llorará desconsoladamente y se sentirá perdido sin él. Y es cierto que si está acostumbrado a ello y se lo quitamos de golpe, llorará y no entenderá porqué antes sí y ahora no. El menor necesita una explicación que le ayude a comprender y a vivir sin chupete de un modo coherente y que le ayude a calmarse.

En esos momentos, los que somos madres y padres, tenemos ante nosotros un reto importante, que es hacer lo que nos pide la cabeza y que nuestras emociones no nos dejan (culpa, pena, tristeza…), generándose a la vez rabia y enfado hacia nosotros mismos por no ser capaces de dar el paso. Esto normalmente acarrea también enfado o rabia hacia el peque, al ver que es más fuerte el niño, o la situación, que nuestra capacidad de autoridad.

Realmente estamos ante uno de esos momentos de la Crianza donde se pone en una balanza nuestra capacidad de Autoridad, y en el otro platillo la fuerza de decisión de nuestro hijo frente a nosotros. Se crea ese “pulso”, donde al ceder o retardar el momento, va menoscabando nuestra Autoestima como madres y padres, al no ser capaces de dar el paso y hacer lo que consideramos que es mejor. Si embargo, se trata de dar el paso de un modo adecuado.

No se trata de quitar el chupete al niño un buen día, ya hartos de no dar el paso, y dejarle desconsolado, llorando, sin saber por qué le hemos quitado hoy el chupete, y además enfadados por el hartazgo de sentir nuestra autoridad menoscabada por nosotros-as mismos.

Cuando reaccionamos enfadados, el niño se siente mal por no tener el chupete, y además le hacemos sentir mal porque le reñimos mientras le decimos “¡Se acabó! ¿Ya no hay más chupete! ¡Llora lo que quieras, pero se acabó!”

En estos casos, el niño no ha recibido ninguna explicación ni anticipación de por qué el chupete debe desaparecer de su vida. Y además, sus padres se enfadan con él y le gritan.

Ante cualquier cambio que vayamos a hacer en las Rutinas del niño, es necesario que Anticipemos y Expliquemos con antelación al peque qué va a ir pasando en los días próximos. Por qué vamos a introducir un cambio (cambiarle de nuestra habitación a su camita, ir antes a la cama, dejar el chupete….). Todo lo necesitamos hacer con explicaciones lógicas, dentro de su comprensión y su mundo cognitivo, y no de un día para otro, sino como un proceso, durante el cual vamos preparando esa habitación para el cambio a su camita, o el ritual que elijamos para dejar el chupete, avanzando cada día algo hacia ese objetivo.

Os propongo algo que funciona muy bien, y que está adaptado a la mente y capacidad de comprensión de l niño:

Ritual del Chupete

  • Presentarle al niño una historia, dentro del mundo de la magia, que él entiende y vivencia plenamente.
  • La historia de un duende, un hadita, un gnomo….un ser mágico que cuando los niños tienen un año, dos…..( adaptarlo a la edad que en ese momento tiene vuestro hijo-a), se acerca a las casas, para ayudar a los niños a dar el salto y ser más mayores.
  • Ponerle nombre, identificarlo con una forma concreta, a través de una fotocopia para presentarlo, o quizás algún peluche que podáis comparar a posteriori, presentándolo primero en papel.
  • Inventar una historia: dónde vive, quién es, por qué recoge los chupetes de los niños cuando tienen una edad, dónde los guarda, qué hace después con ellos…..
  • Poner fecha en el calendario, marcarla, y mirarla y recordarla cada día con vuestro hijo para que sepa qué día va a venir el duende y se llevará el chupete.
  • Llegado el día, escenificar con toda la teatralidad posible el momento, por ejemplo, después de desayunar, comer….., un día de fin de semana en el que podáis estar con él todo el día, donde revisaréis la habitación y el chupete habrá desaparecido. Le podéis llamar al duende, hablar con él, darle las gracias por ayudarle a crecer, hablar con él cada día….…
  • También podéis hacer el proceso en dos fases: el duende esconde el chupete durante el día, y por la noche lo hace aparecer en un lugar de su habitación. Esconder bien el chupete, no sea que lo encuentre. Y la parte de la noche, podéis dejarla para un par de meses después.
  • Podéis comprar un peluche o muñequito que represente al duende o hada, y será el sustituto emocional del chupete.
  • También necesitará de vuestro consuelo y afecto cuando recuerde el chupete, pero es muy probable que no lo vuelva a pedir. Por ello, ser firmes y no lo saquéis de nuevo si llora.

Si le explicamos a nuestro hijo-a bien el proceso, y le ponemos magia, entrará en esa historia como un personaje más, y lo aceptará mucho mejor. No nos enfadaremos y será un parte en la maduración de nuestro hijo-a, planteado como “un Paso Importante porque ya eres más mayor”.

Os deseo mucho ánimo en el proceso, y ponerle toda la magia que podáis. Sé que funciona, porque muchas familias ya lo han probado y lo hemos programado a través de las consultas de Orientación Familiar con muy buenos resultados. Así que solo queda que toméis los dos juntos, la pareja, la decisión de montar la historia, decidir cuál será el ser mágico encargado del proceso, y cuando tengáis todo atado (fotocopia del duende, posible peluche a comprar…..), entonces explicarlo y poner fecha en fosforito en el calendario y comenzar.

Un abrazo a todas y todos y Feliz Crianza

“Empiezo por mí para darte lo mejor”

Crianza Positiva y Convivencia Familiar